El populismo no afloja. Las rondas de retiros del año pasado, supuestamente avivadas por la cercanía con las elecciones, no aflojaron cuando apareció marzo. Libre de estas, igualmente llegaron ofertones por doquier. Un 5to retiro, otro de un 100% y varias propuestas de fijación de precios salieron a la palestra. “Cuando el río suena es porque piedras trae”, y suena a caudillo populista. Zafamos de Jadue y Jiles, pero no podemos cantar victoria. Al populismo necesitamos combatirlo de frente. 

Dicen por ahí que la mejor defensa es una buena ofensiva. Pues bien, en vez de seguir excusándose y explicando por qué esa lista de cosas que suenan bien terminan mal, mejor proponer una agenda agresiva que apueste progresivamente el largo plazo.  

Nos urge innovar, soñar los unicornios de las políticas públicas, con grandes esquemas público-privados que hagan frente a los desafíos que tenemos por delante. Construir 500.000 viviendas en los próximos años es imposible con una inmobiliaria popular, y también con otro subsidio más con infinitas restricciones. Sólo una alianza y coordinación público-privada, de magnitudes nunca vistas, podría taclear un desafío de esa envergadura. 

Lo mismo con Salud. Es imposible esperar que Fonasa se resuelva a sí misma. Como toda gran organización está ahogada por el día a día, y sólo la disrupción la podría salvar. Una orquestación compleja de mejoras operacionales, que incluyan integración con el sistema privado, seguro único de salud, desarrollo de quasi-mercados y apalancarse en nuevas soluciones tecnológicas. Para llevar esa agenda adelante, hay que desempolvarse y ponerse creativo. 

Potenciar a las pymes de una vez por todas no se logrará por doblar el presupuesto de Corfo, sino que con una estrategia que vaya desde la educación escolar hasta el mercado financiero, pasando por permisos municipales y flexibilidad laboral. Apostamos a ganador, o seguiremos pegando palos de ciegos. 

Necesitamos plantear propuestas jugadas en los temas prioritarios para los ciudadanos, con un diseño e implementación progresiva a diez años plazo, que nos permita dar forma a programas genuinamente transformadores en Educación, Pensiones, y Seguridad. Seamos ambiciosos al soñar el grande, junto con ser pragmáticos al plantear una progresión año a año.  

Temas complejos como salario mínimo y horas de trabajo semanal, son perfectamente abordables si no se plantean como temas inmediatos, sino que se fija un objetivo ambicioso, con avances graduales. Sujeto a ciertos indicadores técnicos que nos cuiden de dar un paso en falso, y una gobernanza que permita aprender, rediseñar y ajustar la ruta. 

Los vilipendiados acuerdos necesitan más que nunca ser los protagonistas, sobre todo cuando estamos hablando de reformas estructurales en un Congreso sin mayorías. Mucha pega tanto técnica como política, donde el primer gran acuerdo debe ser dejar atrás las ideas populistas, y tomar un tono más reformista, sobre todo desde la derecha.  

Para ganarle al ofertón irresponsable de corto plazo, hay que jugar con vehemencia. Plantear los sueños con pasión y ambición, mientras se empatiza con quien sufre y reconocer como legítima su tentación por la temporada de políticas públicas simplonas. Combatir el populismo, demagogia y voluntarismo, necesita de formas atractivas, acompañadas de propuestas disruptivas y responsables. Estamos en una era donde el cambio es vertiginoso, e invita a la política a abrazar nuevas formas. ¿Estamos dispuestos? 

Columna originalmente publicada por Diario Financiero

https://www.df.cl/opinion/columnistas/buscando-unicornios-publico-privados

Tomás Sánchez V. 

Autor de Public Inc. 

Investigador Asociado de Horizontal