La semana pasada marcó un hito: millones de personas de todo el mundo decidieron que el mercado financiero ya no daba para más. Este se había transformado en un casino y le dieron una lección. A través de los foros de Reddit, se coordinó un movimiento ciudadano que empezó a comprar acciones en empresas donde los grandes hedge-funds estaban “cortos”. Es decir, de forma completamente atomizada, pero organizada, subieron los precios de empresas a las que grandes inversionistas estaban apostando que les iría mal.
Fue así como Melvin Capital terminó abandonando sus posiciones cortas en GameStop luego de perder varios miles de millones de dólares. Wallstreetbets, el foro que hace dos semana tenía dos millones de usuarios, y hoy más de ocho, había ganado su primera batalla. Buscando levantar los precios de alrededor de ocho empresas, entre las que estaban Blackberry y Nokia entre las más conocidas, logró forzarle la mano a quienes estaban acostumbrados a jugar con el mercado. Esto recién comienza, pero el punto está hecho.
La crisis del 2008 fue consecuencia directa de un mercado financiero crecientemente desregulado que, a través de su negligencia, terminó por arrastrar al mundo entero. Millones perdieron sus casas, pero no los banqueros quienes igual recibieron sus millonarios bonos. Hoy el sistema financiero sigue siendo un gran juego endogámico que no crea valor, donde la mayoría del volumen que mueve nunca toca la economía real. Curioso, cuando supuestamente existe para financiar proyectos reales, a través de deudas o acciones.
Durante la última semana millones se organizaron demostrando un cambio en el balance del poder. Tanto así, que nuevamente fueron plataformas tecnológicas como Robin Hood, Charles Schwab y TDAmeritrade, no la autoridad, quienes zanjaron el asunto bloqueando las compras de inversionistas retail, frenando esta cruzada contra Wall Street. Un asalto contra el libre mercado, permitiendo que millones de posiciones se ejecutaran automáticamente, en desmedro de inversionistas comunes y corrientes. Sin embargo, los grandes fondos podían seguir transando y agradecían que sus plegarías (o presiones) fueran escuchadas. Parece que a algunos les gusta el libre mercado sólo cuando les conviene.
Esto marca un precedente, que demuestra el poder de la organización ciudadana habilitada por la tecnología. La misma que funó a Trump a través de TikTok, dejando sus convenciones vacías, ahora lo hizo con Wall Street. Se decía que RobinHood saldría a la bolsa este año, pero después ganarse el odio de millones, lo pensará dos veces. Si las empresas no entienden que deben ser responsables por las buenas, lo harán por el mercado. La sociedad espera un nuevo estándar ético y lo exigirá con todas las herramientas que tiene a la mano.
Columna originalmente publicada por La Tercera
Tomás Sánchez V.
Autor de Public Inc.
Investigador Asociado de Horizontal.
